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Una vida dedicada a la paz entre los Pueblos y
la dignidad y libertad para su pueblo de Palestina

Mensuario Comentarios y Opiniones
Publicación de la Federación de Entidades Culturales Judías de Argentina
Febrero de 1997

HEBRON Y DESPUES
AL JALIL, una ciudad dividida contra sí misma (ver)

Opinión del Embajador Suhail Hani Daher Akel
Representante – Jefe de la Misión de la Autoridad Nacional Palestina en la Argentina

Luego de aproximadamente 14 meses de lentitud casi convertida en sinónimo de impunidad, el gobierno israelí cumplió con su compromiso de retirar sus fuerzas de ocupación de la Ciudad Sagrada de Al Jalil (Hebrón), no sin antes firmar un extenso protocolo casi similar al de Oslo.

Lo cierto es que, luego de tantas idas y vueltas sembradas con la pérdida de palestinos e israelíes, Al Jalil, fiel a la espada de la partición que marcó a esa tierra desde hace cinco décadas, terminó siendo dividida entre H-1 Y H-2. La zona considerada H-1 corresponde al 80% de la histórica ciudad palestina que albergará a loa 130.000 palestinos que en ella habitan; mientras que en la zona H-2, un 20% de la ciudad residirán apenas 400 colonos israelíes, ajenos a los judíos que habitaron históricamente en la ciudad, y que fueron instaurados ilegalmente gracias al plan de colonización de los distintos regímenes israelíes que aspiraban a perpetuarse sobre la tierra palestina.

Además de las armas “legales” que portan los colonos favorecidos por un permiso especial de Knesset israelí, serán “protegidos” por 1.200 soldados israelíes. Que a simple vista no dejan de ser soldados de la Ocupación, manteniendo en el aire una brisa de frustración en el espíritu de cada palestino que desea ver a su ciudad totalmente liberada y sin una presencia militar extranjera que los observe y los limite en sus vidas. Fundamentalmente cuando se dirijan a la zona H-2 para hacer sus oraciones semanales de los días viernes en la Mezquita de Abraham, y la realidad les indique que deberán sortear las armas de los Goldstein y de los Freidman.

Claro que no estamos frente a un proceso de paz fácil y a pesar del complejo acuerdo que puede augurar futuras fricciones, el nuevo paso marca por sobre las dificultades, los deseos del premier Netanyahu de mantener vivo el proceso de paz y, por otro lado, devolver la credibilidad internacional a su incipiente gobierno y recuperar la fuerte pérdida económica causada por la demora, el congelamiento de las conversaciones y el no cumplimiento de los acuerdos internacionales firmados con el gobierno palestino.

Sin embargo, la segunda etapa de Oslo no cerró y sólo se concretará cuando las fuerzas israelíes se retiren en la primera semana de marzo del resto de los poblados de la zona norte de Palestina (Rivera Occidental) y liberen a los casi 5.000 prisioneros palestinos. Actitud que dará lugar a continuar con la última etapa de Oslo a partir del 17 de marzo hasta el 4 de mayo de 1999, en el que se deberá acordar el status final del Estado de Palestina, de Jerusalem como capital de Palestina e Israel; la cuestión de los refugiados palestinos (1948/1967) y el problema de los asentamiento de colonos israelíes en el territorio palestino.

Durante este proceso, Israel deberá poner fin al bloqueo económico y laboral sobre Palestina, respetando los acuerdos económicos de París firmados en 1995 y 1996, detener sus ilegales asentamientos en Jerusalem Este; permitir erigir un aeropuerto internacional en Palestina y un puerto en Gaza, los que acelerarán el avance palestino en su deteriorada economía como consecuencia de la ocupación.

No hay dudas que hay una apuesta muy fuerte a para que la paz triunfe sobre los sectores retrógrados de que desean vernos mezclados en la violencia, la muerte y la injusticia.

Por lo pronto el premier Netanyahu detuvo su vuelo de halcón y quebró su relación con los sectores opuestos a los acuerdos, y tendió su mano al presidente Arafat y, al igual que su antecesor, se comprometió con la Paz de los Valientes. No obstante, a la paz y a la seguridad la debemos construir entre todos y sólo se obtendrá con la devolución de la dignidad, la tolerancia y la justicia al pueblo palestino e israelí.

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