Diario
La Nación
Buenos Aires, viernes 14 de diciembre de 2001
Desde Ben Gurión hasta Ben Laden y Sharon (ver)
Por Suhail Hani
Daher Akel *
Para La
Nación
Desde la creación, por David Ben Gurión, del Estado de Israel en Palestina, en 1948, Palestina, minada por el terrorismo zionista, no sólo preocupó a los Palestinos sino a judíos como Einstein, que preguntó al que sería luego el primer presidente israelí Weizmann: “¿Qué va a ser de los árabes si Palestina es entregada a los judíos”? Weizmann le respondió: “¿Qué árabes? No creo que eso tenga importancia”.
Finalmente Israel ocupó Palestina, incluyendo Jerusalem Este en 1967, quitándole el derecho a tener su Estado.
Tampoco encontraban explicaciones los judíos socialistas –víctimas de los nazis– sobre cómo se podían liberar a expensas de otro pueblo, ocupando sus tierras y sus hogares.
Esta introducción sitúa un poco mejor el conflicto palestino-israelí por estos días. Con acuerdos vencidos, luego de Rabín, ningún líder israelí fue capaz de dar una solución digna para ambos pueblos. Hasta que Ariel Sharon, hoy querellado de Crímenes contra la Humanidad, se hizo del poder, sin el voto mayoritario israelí, el mismo que lo obligó a renunciar como Ministro de Defensa en 1982.
Con mediática hipocresía y aspiraciones colonialistas, Israel cambia el sentido del conflicto, lo carátula de terrorismo, agita aguas de los extremistas, busca enfrentamientos interpalestinos, humilla al pueblo e intenta convertir al presidente Yasser Arafat en su jefe de seguridad. Al tiempo que las fuerzas israelíes ejecutan al pueblo palestino, festejan las muertes “selectivas” y arremeten contra el liderazgo intentando desprestigiar y asesinar al presidente Arafat.
Según el 4º Convenio de Ginebra, la Potencia Ocupante (Israel) es responsable de la seguridad de la población civil ocupada (Palestina), e Israel país soberano, es responsable de su seguridad interna. De modo que ante el flagelo del terrorismo que somete a palestinos e israelíes, el responsable es Israel. La manera de poner fin a la violencia no es humillar al liderazgo palestino o convertirlos en cazadores de terroristas, sino devolver la dignidad al pueblo palestino, restituir el Estado de Palestina con Jerusalem Este como capital, junto a Israel y no dar lugar a los Ben Laden que en nombre de “Palestina” desatan su terrorismo o el de los “Sharon”, que en nombre de la seguridad, destruyen la estructura del futuro Estado y tejen la limpieza étnica palestina.
A pesar de que muchos consideran o no les interesa que el conflicto tenga solución, sí la hay: diálogo justo y sincero para un acuerdo de paz y fin de la ocupación. Estados Unidos país garante, debe pasar de la diplomacia de discurso a la acción, haciendo cumplir las resoluciones de la ONU, enviando fuerzas de observadores internacionales y la aplicación de las iniciativas norteamericanas. De no ser así, la comunidad internacional seguirá asistiendo desde su cómoda platea al derramamiento de sangre del pueblo palestino e israelí y el desmoronamiento de la región.
* El autor es el embajador de la Misión Palestina en Argentina