Diario
La Nación
Buenos Aires – Miércoles 30 de enero de 1991
Entrevista con el representante palestino en la Argentina
“Estamos con la gran causa árabe” (ver)
El director de la Oficina de Información Palestina de la República Argentina, Suhail Akel, manifestó la incondicional adhesión de la OLP “a la gran causa árabe” y su apoyo a Irak en el actual conflicto del Golfo Pérsico.
Akel se mostró “preocupado por el papel de víctima que está desempeñando Israel”, al señalar que “es uno de los países militaristas más importantes, y que se ha atacado constantemente a tierra árabe”.
Esta es la síntesis del diálogo de Akel con La Nación:
¿Qué opinión le merece la moderación exhibida hasta el momento por Israel?
- No creo que Israel pueda generar simpatía en el mundo cuando tiene a 2.200.000 palestinos confinados en sus casas, sin máscaras antigases salvo unas pocas que les fueron vendidas, con escasez de alimentos y medicinas. Cuando caía el misil Scud sobre Cisjordania, Israel no se preocupó en lanzar un antimisil Patriot. Es decir, que somos rehenes, escudos humanos.
- ¿Cuál es la actitud de la OLP en este conflicto?
- La OLP ha propuesto detener la guerra y hallar una solución política. Arafat sugirió, antes de que se iniciaran las hostilidades, un plan de cuatro puntos, que eran los siguientes: 1)Retiro de las fuerzas aliadas; 2)Retiro de las fuerzas de Irak; 3)Emplazamiento de una fuerza de disuasión árabe; y 4)Realización de un plebiscito en Kuwait sobre qué gobierno quiere para el emirato.
Ahora, para el restablecimiento de la paz, quien debe poner más énfasis es Israel, mediante el reconocimiento de los derechos palestinos, tal como nosotros reconocimos los del Estado judío en nuestra constitución de 1988.
Desde el momento en que estalló la guerra, estamos como siempre con la gran causa árabe, y si un país árabe es agredido estamos con él.
- Su adhesión a Saddam, ¿no perjudica a la OLP?
- Aquí se quiere mostrar a una coalición internacional contra Bagdad, pero en el mundo hay 159 países, y sólo 20 intervinieron en esta guerra. La mayoría no ha participado. Si la guerra continúa, será una lucha fratricida. Y nadie resultará beneficiado, porque lo único que quedará es el caos, la desolación y la muerte.
En cambio, la comunidad mundial no ha adoptado un sistema similar cuando Palestina fue agredida por Israel, hablamos de una invasión que lleva ya 24 años.
- Saddam ha dicho que vería de buen grado si se ejecutan atentados terroristas contra objetivos norteamericanos e israelíes en cualquier lugar del mundo. ¿La OLP avala esta táctica?
- Nosotros rechazamos todo acto de terrorismo, porque hemos sido víctimas del terrorismo israelí. Muchos de nuestros líderes fueron asesinados. Nada se consigue con la violencia, y sí con el diálogo abierto, franco y sincero.
- El presidente George Bush dijo recientemente que, una vez finalizada la guerra, debía tratarse el problema palestino. ¿Cuál sería la forma de encarar el tema?
- Nosotros aceptamos la resolución de 1983 de las Naciones Unidas, que llamaba a una conferencia internacional de paz, en la que iban a participar los cinco miembros del Consejo de Seguridad y los representantes del Estado de Israel y del Estado de Palestina. Ahora esa propuesta ha quedado superada por el tiempo y los hechos, y debería incluirse a todos los problemas regionales.
Lo que sí rechazamos de plano son los acuerdos de Camp David, que otorgan al pueblo palestino su autonomía. No queremos eso, sino la autodeterminación. De otro modo pasaríamos a ser una provincia de Israel.
Además, el problema ha sido que Israel no reconoce a nuestras autoridades. Nosotros no cuestionamos a la dirigencia israelí, ni a su pasado terrorista. Somos respetuosos de su soberanía, y por eso exigimos que se respeten a nuestras autoridades, elegidas democráticamente. Y la autoridad máxima es Yasser Arafat, tal como lo reconocen la UN, la comunidad europea y la comunidad internacional.
- ¿Cuáles son las fronteras que reclamarían en esa hipotética conferencia?
- Sólo pedimos volver a las fronteras de 1967, es decir, menos de lo que la ONU nos otorgó en 1947 por el plan de partición. Y ocurre algo paradójico: de ese 23% de suelo que reclamamos, que comprende la Ribera Occidental, Jerusalem oriental y Gaza, esas tierras están actualmente ocupadas en un 53% por colonos judíos. Y en los próximos años, miles de judíos soviéticos llegarán a Israel, y pensamos que el destino final de muchos de ellos serán los territorios ocupados.
- ¿Qué ocurre en este momento con la Intifada?
- Sigue intacta. Compartimos con Israel su preocupación por la posibilidad de un ataque con gases venenosos, pero nuestro pueblo desde hace cuatro años que sufre las consecuencias de esos gases, utilizados por el ejército israelí. Hay 4000 mil casos de mujeres embarazadas que sufrieron abortos, niños que son golpeados y casas que son demolidas por la sola presunción de que en ellas viven activistas.
No obstante, debo recordar que nuestra lucha por la propia tierra no ha sido exclusivamente contra Israel. En realidad comenzó mucho antes: luchamos contra la invasión otomana, nos opusimos al protectorado británico de 1922, tampoco reconocemos el derecho al Hogar Nacional Judío que pretendía Balfour, y por supuesto rechazamos la creación por la ONU, en 1947, del Estado judío en nuestro territorio.
- ¿Opina usted que el diferendo entre palestinos e israelíes tiene otro campo de batalla, y que tiene como objetivo la opinión pública mundial?
- Recuerdo que en 1969 Golda Meir dijo: “No hay nada que pueda llamarse palestinos. Ellos simplemente no existieron”. Pues bien, el mundo pudo ver por TV, por primera vez, cómo el ejército israelí somete a nuestro pueblo.
Y como anecdótico, traigo a la memoria que, a pocos meses de comenzar la Intifada, Shimon Peres le dijo a un periodista noruego: “Su cámara es más peligrosa que nuestros tanques”. Nuestro martirologio pasó a ser conocido masivamente.
Patricio
Bernabé
La Nación