Diario
Sur
Buenos Aires, 4 de diciembre de 1989
Intifada con amor (ver)
Por Suhail Hani
Daher Akel
Representante
de la Oficina de Información Palestina
en la República Argentina
Aceptar la división de una patria para quienes no son hijos de esa patria resulta más fácil que a los indígenas de la misma. Lo cierto es que los palestino a lo largo de los siglos fuimos testigos mudos de cómo en nombre de un Emperador, de un rey o de un sultán se apoderaron de nuestros campos y comieron nuestras cosechas, se llevaron los tributos económicos y se adueñaron de nuestras riquezas culturales, pero un buen día vimos convertir a nuestra patria en dos Estados, con la lógica división del pueblo.
Es así que una sui generis invocación apelando a la Biblia (como si esta fuera una escritura inmobiliaria) no sólo se conformaron con la parte otorgada mediante un papel firmado, sino que se quedaron con el resto. A partir de ahí dejó de ser un caso bíblico para convertirse en su problema de “seguridad”, ya que la persecución sufrida en mano de los europeos, les transformó su paranoia de perseguidos, en salvajes perseguidores.
Luego de 30 años un nuevo papel firmado trajo la reparación moral y convirtió al día de la partición de Palestina (29 de noviembre de 1947) en el Día Internacional de la Solidaridad con el Pueblo Palestino. Pero claro, ya era tarde, la mayoría de los palestinos éramos refugiados...sin tierra ni patria, ambulábamos de aquí para allá con el dolor y la muerte a cuestas. Hasta que uno de esos tantos días bañados en sangre del otoño, en los territorios ocupados, encendió la antorcha de la libertad e hizo rodar por el mundo una palabra cuyo sonido era muy difícil de borrar de los canales auditivos y se empezaron a preguntar: ¿Qué significa esa palabra Intifada? Paulatinamente comenzaron a entender que ésa es la determinación de nuestro pueblo de ser libre, pero dentro de esta firme convicción, generosamente aceptamos la existencia sobre nuestra tierra de quienes negaron la nuestra.
A
dos años de esta última Intifada, Israel aún no se convenció
de nuestra determinación y sigue cambiando la violencia por la convivencia,
la guerra por la paz, la muerte por la vida. A pesar de todo, la paz es una
victoria que no se logra sin combate y los palestinos tenemos la seguridad
de que de la mano de la Intifada viene la paz y para lograr esa paz en nuestro
pueblo se hizo eco las palabras del Presidente del Estado de Palestina, ingeniero
Yasser Arafat:
“Si nuestros hombres no pudieran luchar más, lucharán
nuestras mujeres; si nuestras mujeres no pudieran luchar más, lucharán
nuestros niños; pero si nuestros hombres, nuestras mujeres y nuestros
niños no pudieran luchar más, nuestros muertos resucitarán
y lucharán”.