Diario
Clarín
Buenos Aires, Argentina,
Jueves 30 de diciembre de 2004
Sección OPINIÓN
Elecciones en un país ocupado
(ver)
por: Suhail Hani Daher
Akel
Embajador de Palestina
"En Jerusalén sólo se pueden enterrar reyes hebreos y no terroristas árabes". Las expresiones del ministro de Justicia israelí Lapid tras la muerte de Yasser Arafat exceden el precepto bíblico judío: "Cuando cayere tu enemigo, no te regocijes".
Los voceros israelíes al exponer un nuevo horizonte en la encrucijada de Oriente Medio, sin poner fin a la ocupación, continúan con sus fastidiosos mitos. Afín con la predica israelí de Golda Meier —"No existe nada palestino"—, Sharon construye muro de apartheid, impone terrorismo de Estado y usurpa territorio palestino, invocando sus mitos de seguridad y terrorismo.
¿Inseguridad a una potencia nuclear desde un pueblo civil? El científico israelí Mordachai Vanunu dijo en 1986: "Israel es capaz de volar la región en segundos". Sobre terrorismo, algo que aborrecemos, ¿cuál es la ética israelí cuando ellos acudieron a ese flagelo para fundar su Estado en 1948?
Con la muerte de Arafat, Israel otra vez demonizó a los palestinos para mostrar su incapacidad. La madurez palestina, con dolor y volumen democrático, apeló los artículos 5ø y 13ø de la Ley Básica de 1995. Asumió el presidente del Legislativo y llamó a elecciones para el 9 de enero de 2005.
Para el mundo, el destino palestino pasa por sus elecciones. Pero el día después los palestinos seguirán bajo la ocupación y las elecciones democráticas serán en un país ocupado, con un pueblo obligado a sortear muros y con trabas para votar.
Pero el pueblo israelí no es el gobierno. La mayoría está molesta con la carga del holocausto palestino sobre sus espaldas, similar a la del pueblo alemán enredado en el holocausto judío por el régimen nazi.
La opinión fortalece la ética judía y confronta las justificaciones sionistas de Leo Wertheimer en 1918: "Los antisemitas crearon una conciencia judía en muchos judíos que no querían ser judíos". Los cotejos no son fatídicos. Aquel antisemitismo europeo producto del sufrimiento judío frente al silencio internacional es el actual silencio frente al antisemitismo del gobierno de Sharon contra los semitas palestinos.
Los
líderes de la paz palestino-israelí —Rabin, muerto por
un terrorista israelí y Arafat, martirizado por Sharon— ya no
están físicamente.
Sus legados, que no regocijan a Sharon, potencian la conciencia del huérfano
pueblo palestino e israelí.
