Buenos Aires – viernes, 19 de mayo de 2006
Entrevista: Paula Lugones
Suhail Hani Akel se despide hoy en la Cancillería. “Se cumplió una etapa”, dice.
Suhail Hani Daher Akel, embajador de la Misión de Palestina en la Argentina, entró por la puerta trasera de la diplomacia, pero hoy se va con una ceremonia de despedida del Palacio San Martín.
Nacido en Jerusalem en 1946, Akel tuvo que abandonar la ciudad con sus padres en 1948, tras la creación del Estado de Israel. Allí dejó a parte de los suyos, que hoy continúan viviendo en una callejuela empedrada de la Ciudad Vieja, en la casa familiar que tiene más de 8 siglos. Ahora, cuando está gestionando su jubilación diplomática, se debate si volver o no a su tierra, donde le ofrecieron un puesto en la Cancillería palestina. “En cada instante de mi vida trabajé para volver, pero, ahora que tengo la oportunidad, veo que es muy difícil insertar a mi familia –su mujer y cuatro hijos- en un escenario de violencia al que no están acostumbrados”, dice a Clarín.
En 1990, Akel recibió el encargo de Yasser Arafat de armar una oficina de la Organización para la Liberación de Palestina en Buenos Aires. “Era una realidad difícil. El pueblo argentino era solidario, pero aún la estructura no estaba dada para que tuviéramos una representación oficial. Y esto se fue agravando por la Guerra del Golfo, y luego, lamentablemente, los dos atentados terroristas contra la Embajada de Israel y la AMIA”.
“El desafío –continúa Akel- era mostrar al pueblo argentino que la OLP estaba lejos de esas acciones y que el interés era comenzar una amistad con la Argentina. Que se comprendieran nuestros reclamos”.
La pelea en Argentina era casi paralela a la que se libraba en Medio Oriente. En 1994, cuando ya Arafat había firmado los acuerdos de Oslo con Israel y Estados Unidos, Akel fue nombrado representante de la OLP en la Argentina. Esta situación era complicada para el protocolo: “Me ubicaban con las organizaciones internacionales, como el Banco Mundial”. En 2000 se le concedió el rango de Embajador, en una categoría similar a la de la Unión Europea, es decir, sin un Estado definido. Finalmente, en noviembre de 2004, la representación pasó a llamarse Embajada de la Misión de Palestina y tiene rango como cualquier país.
Aparte de la lucha por el reconocimiento, Akel, autor de 5 libros, destaca entre algunos logros la gestión del envío de 7 misiones de Cascos Blancos a Gaza y Cisjordanía y el establecimiento en el país de 5 calles “Palestina”. También consiguió que el gobierno cediera un palacete en la calle Riobamba para sede diplomática.
-¿Por qué se va?
-Hay una etapa que se cumple.
-¿Tiene que ver con el nuevo gobierno de Hamas?
-Yo tengo una buena relación con el gobierno de Hamas.
-Pero Usted está muy identificado con Arafat...
-Podemos tener diferencias políticas con Hamas, pero tenemos objetivos comunes.
-¿Tiene que ver la asfixia económica del gobierno palestino? Hace meses que los funcionarios no cobran...
-Todo tiene que ver con todo.
-Usted nació en Jerusalem. ¿Cómo le gustaría ver la ciudad en el futuro?
-No sólo como la capital de Palestina sino de las tres religiones, de gente que ama la paz. Y me gustaría compartirla entre dos pueblos, el de Palestina e Israel.