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Una vida dedicada a la paz entre los Pueblos y
la dignidad y libertad para su pueblo de Palestina

Diario Clarín
Buenos Aires, Martes, 7 de diciembre de 1993
República Argentina


La OLP elige el diálogo, no la violencia (ver)

Por Suhail Hani Daher Akel
Representante de la Organización para la Liberación de Palestina en la Argentina

El tratado de paz con Israel firmado el 13 de septiembre pasado generó polémica, incluso entre los propios palestinos. En un reportaje exclusivo publicado por este diario el 21 de noviembre, Edward Said – un prestigioso intelectual palestino que vive en los Estados Unidos – criticó los términos en que se hizo el acuerdo y objetó la conducción del líder de la OLP, Yasser Arafat.

Como representante de la OLP en nuestro país, el autor de esta nota le contesta a Said esgrimiendo las razones que condujeron al acuerdo.

Cuarenta y cinco años en la historia es poco, 45 años de ocupación es demasiado tiempo. Muy poco lograron las organizaciones internacionales para el acatamiento de sus resoluciones, mucho menos consiguieron las guerras árabes-israelíes y sólo las aprovechó Israel para expandirse un poco más. Negaron todos nuestros derechos nacionales y esencialmente el humano, nos convirtieron en víctimas, obviando su propio dolor. No obstante nada nos autoriza a cometer el mismo pecado.

Hay una realidad innegable: durante estas décadas se desarrolló otro pueblo, el israelí, compuesto por 3,5 millones de seres humanos. Fuimos víctimas de la injusticia; ¿debemos cometer la misma injusticia?

La opción del pasado 13 de septiembre es una respuesta a muchos interrogantes. A nuestros pueblos sólo les restaban dos caminos, el de la violencia o el del diálogo. Este nos comprometería con la vida y la convivencia por encima de la muerte y la violencia. En la Declaración de Independencia (15/11/88) quedó reflejada esta teoría al reconocer a Israel. También fue en esa oportunidad cuando el Consejo Nacional Palestino (CNP) eligió democráticamente presidente del Estado de Palestina a Yasser Arafat. Lamentablemente, con tozudo accionar, Israel rechazó la propuesta, nuestros derechos y los de la OLP.

Sin embargo, la fuerza de la Intifada diluyó la soberbia israelí y les permitió pensar, luego de 24 meses y 10 sesiones de Conferencia de Paz con resultados negativos, que únicamente reconociendo a la OLP se destrabaría el conflicto palestino-israelí.

Lógicamente esto sorprendió a todos, fundamentalmente a quienes deseaban vernos enfrentados de por vida. Desde cómodas posiciones y hasta a miles de kilómetros, al mejor estilo de un entretenimiento de videojuego, exhortaba a continuar con los enfrentamientos y se jactaban de acusar a la OLP de exceso de poder y al presidente Arafat de traidor, olvidando –quizá por amnesia política– que la determinación de participar en la Conferencia de Paz y negociar con la delegación israelí, la adoptó el CNP democráticamente en su sesión de “Jerusalem y los Mártires” del 26 al 28 de septiembre de 1991.

Es posible que el acuerdo contenga fallas, pero tiene muchas virtudes. Por primera vez el ejército israelí comenzará a desmilitarizar nuestra patria. Por primera vez se formarán comisiones para tratar la cuestión de los refugiados palestinos y su derecho al retorno.

Del mismo se analizarán el tema del agua, el desarrollo y esencialmente el tratamiento del futuro de Jerusalem a cargo de un comité palestino-iaraelí, presidido por Faisal Al Husseini y Moshe Shalal. También está contemplada la pronta liberación de 13.000 presos palestinos, el banco y la moneda propia, la bandera y el himno.

Por primera vez, los Estados Unidos alejaron sus tambores de guerra de la zona y llamaron a una conferencia internacional para financiar a Palestina. Europa y Japón sumaron su ayuda económica para desterrar la miseria y la hambruna bajo la ocupación.

En un proceso de 5 años –tiempo de autonomía– se deberá erradicar esta violencia, dar paso a la dignidad, aplicar las resoluciones 242 y 338 de la ONU y retirar totalmente su fuerza de ocupación para establecer la independencia del Estado de Palestina con Jerusalem oriental como capital.

Sabemos que hay muchas heridas abiertas de ambas partes y el precio de la paz es caro. Desde la firma de Washington fueron asesinados treinta palestinos y hay un centenar de heridos. Los israelíes aún mantienen “su dedo en el gatillo”, según recientes declaraciones del Premier Rabin, con el agravante de una fuerte represión en estas últimas horas. Pero una vez más el esfuerzo está en manos de nuestro pueblo. Sólo de nuestra capacidad depende lograr nuestros objetivos libertarios o consolidar definitivamente la ocupación israelí.

Jericó es la ciudad palestina más antigua; cuenta la milenaria historia que el sonido de unos cuernos derrumbaron sus muros y su pueblo fue pasado por la cuchilla. Hoy ese sonido volvió a sonar en Jericó para derrumbar el muro de la ocupación dando paso a la libertad.

Lo que dijo el Sr. Edward Said

* “Arafat se ha convertido en el socio de Israel por lo que la OLP puede establecer un gobierno de ocupación que pueda sofocar cualquier intento de autodeterminación”.

* “Los líderes palestinos son incompetentes, cometieron muchos errores. Arafat firmó la rendición final”
.
* “El interrogante es por qué la OLP descartó todas las propuestas de paz previas y aceptó esta, que fue la más débil”.

* “Nunca tuvimos elecciones, nadie eligió a Arafat”.

* “Israel seguirá teniendo el control de la tierra, del agua, del aire, de las fronteras, de la seguridad interna y de los enclaves judíos en las zonas ocupadas y en Jerusalem”.

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