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Una vida dedicada a la paz entre los Pueblos y
la dignidad y libertad para su pueblo de Palestina

Clave Nueva Agencia
Buenos Aires, Marzo de 2005

Elecciones Palestinas bajo el Tsunami israelí (ver)

Por Suhail Hani Daher Akel
Embajador de Palestina en Argentina

Con un Tsunami propio desatado por Israel, el mundo descansó en la democracia palestina. Sin prever, si son factibles elecciones libres y justas en un país ocupado, bajo el colonialismo sionista, los crímenes, el boicot israelí y la negativa del voto de 4 millones de refugiados palestinos.

Sobre las estrategias de Israel para estropearlas, las elecciones presidenciales en Palestina fueron altamente ejemplares para la región y para el mundo. Producto de una fuerte madurez de un pueblo que lucha por su dignidad, libertad e independencia, el legado del mártir Yasser Arafat se reflejó con el voto abrumador por Fateh, la OLP y Mahmoud Abbas (Abu Mazen).

Centenares de observadores internacionales aseguraron los comicios y por momentos vivieron el mismo trajín de los palestinos. Sortear los muros, discutir con los soldados de la ocupación israelí y sentir su propia rebeldía frente a tanta injusticia. La Argentina jerarquizó las elecciones con la visita oficial del canciller y presidente del Consejo de Seguridad de la ONU, Rafael Bielsa, quien se reunió en Gaza con el ministro de Asuntos Exteriores, Nabeel Sha´ath, el presidente interino Rawhi Fattouh y compartió un almuerzo a orillas del Mar Mediterráneo. En Ramallah, lo hizo con el Primer Ministro Ahmad Qorei y el presidente electo Abu Mazen, quien le agradeció al pueblo y gobierno argentino su permanente solidaridad y cooperación. En homenaje póstumo brindó un minuto de silencio y colocó una ofrenda floral al pie de la Tumba del Padre de la Patria Yasser Arafat en el Mukata´a (Presidencia). En cuanto al ser humano, el rostro del canciller Bielsa, atónito, irradiaba el sufrimiento del pueblo palestino y su difícil vida bajo la ocupación y los muros.

En Jerusalem, emblema de la soberanía palestina, apenas el 4,5% de los ciudadanos palestinos pudieron votar. Los lugares fijados por la ocupación fueron 6 oficinas de correo israelí, que no interrumpieron su trabajo diario de atención al publico con el lógico trastorno. El resto, más de cien mil palestinos fueron obligados a votar en centros electorales fuera de la ciudad, con los traumas de la falta de empadronamiento, víctimas de controles militares, muros de Apartheid y colonos judíos que los agredían obstaculizando su paso. El propio ex presidente estadounidense Jimmy Carter, destacó estas dificultades sufridas. Pese a todo, y bajo las amenazas de la ultraderecha israelí: “quienes votan serán filmados e interrogados”, los ciudadanos palestinos de Jerusalem ocupada votaron.

Mientras los observadores preparaban sus maletas luego del esplendor democrático y la transparencia del triunfo de Fateh, el día después, marcó la realidad del despertar del pueblo palestino. Seguimos bajo la demoledora ocupación israelí y su retórico mito.

Israel y sus voceros ávidos de impunidad, comenzaron a tejer el debilitamiento del nuevo liderazgo evocando los fastidiosos mitos de seguridad y su lucha contra el terrorismo, imponiendo el terrorismo de Estado y la inseguridad al pueblo palestino. El canciller israelí Silvan Shalom, advirtió: "las nuevas autoridades deberán adoptar estrategias para combatir el terrorismo". Sharon, presionó al presidente electo Abu Mazen a tomar acciones contra los que lanzan mísiles Qaasam desde Gaza a cambio de entregar ciudades palestinas. Y el ministro de defensa Shaul Mofaz faltó a su promesa de levantar durante las elecciones los controles de las ciudades palestinas por 72 horas, y mientras sus fuerzas continuaban provocando y asesinando a civiles palestinos, recibieron una autorización para demoler en las fronteras de Gaza con Egipto, 3000 viviendas palestinas para cavar una fosa de seguridad.

El mundo quedó satisfecho. Quienes posaron sus miradas en las elecciones palestinas como una solución, hoy deben mirar a la Potencia Ocupante. Frenar la inquisición de sus mitos para que no humillen al nuevo liderazgo como intentaron debilitar al de Arafat, y exigir a Israel el fin de la ocupación y su terrorismo de Estado. Caso contrario, sacrificarán de igual forma a Abu Mazen, demonizarán una vez más al pueblo y al liderazgo palestino y la violencia seguirá envolviendo a ambos pueblos sin justicia ni dignidad para Palestina e Israel.

El tsunami arrollador de Israel contra el pueblo palestino, desnuda la barbarie de la ocupación dejando cifras desesperantes. Desde el 28 de septiembre de 2000 hasta diciembre de 2004 asesinaron 3582 civiles palestinos, de los cuales 861 son niños, 38.971 fueron heridos, se demolieron casi 8 mil viviendas y más de un millón de árboles de olivos y frutales fueron arrancados. Centenares de hectáreas de tierras palestinas fueron expropiadas para la construcción del Muro de Apartheid y la instalación de asentamientos israelíes con el objetivo de minar la geografía palestina y provocar un tercer exilio masivo de palestinos.

En el terreno político. Sharon potenció su semántica pretendiendo quitar credibilidad al liderazgo palestino en el exterior y en el interior de Palestina. A nivel internacional, al mito aberrante del terrorismo, lo equiparó con el legitimo derecho a la defensa contra el colonialismo israelí, tratando de igualar el reclamo de la Potencia Ocupante con el del pueblo sometido y ocupado . En el plano interior, procura que el liderazgo palestino se enfrente con su pueblo y del mismo modo que quiso convertir al presidente Arafat en su jefe de policía y al no lograrlo lo cercó militarmente hasta martirizarlo. Hoy lo intenta con Abu Mazen, presionándolo para que controle a los grupos de la resistencia que lo conlleve a un enfrentamiento inter-palestino que termine siendo servil a los intereses de la ocupación israelí.

Una buena parte del pueblo israelí en discrepancia con su gobierno, esta fastidioso con toda esta situación que carga sobre sus espaldas la responsabilidad futura del holocausto palestino, del mismo modo que el régimen nazi montó sobre las espaldas del pueblo alemán el holocausto judío. En este sentido la política de Sharon no esta ajena. La ex-ministra de Educación israelí Shulamit Aloni, en septiembre de 2003, agitó a la sociedad israelí y la conciencia judía denunciando que el “comportamiento del jefe de Estado israelí Moshe Ya’alon, es absolutamente similar al del antiguo dictador fascista Mussolini en alianza con Adolf Hitler”.

El presidente Abu Mazen asumió el 15 de enero de 2005 y “pidió el fin de la ocupación y tendió su mano a Israel en son de paz”. Opacando el sol de la ilusión, el gobierno de la coalición israelí, Likud-Laborista, rechazó el mismo y prometió mayor acción militar contra el pueblo palestino.

Palestinos e israelíes, vecinos y socios en la paz, deben fortalecer sus lazos en este solitario escenario que se lleva la vida de sus hijos y asfixia sus esperanzas. Juntos y sin los herodianos enquistados en la imagen belicosa de Sharon, deberán buscar un destino común que los una en la vida sobre la base de dos estados libres, soberanos y democráticos para dos pueblos con dignidad.

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