Diario
de las Madres de Plaza de Mayo
Buenos Aires – Mayo de 1992
Una flor llamada Palestina (ver)
Por
Suhail Hani Daher Akel
Director de la Oficina de Información Palestina en
la República Argentina
Con gran dolor los palestinos fuimos testigos de la impunidad, la prepotencia y el salvajismo que durante siglos y esencialmente el estas últimas cuatro décadas azotaron a nuestro pueblo y nuestra sagrada tierra. La incomprensión internacional en dividir nuestra Patria –quizás para blanquear su conciencia frente a las atrocidades cometidas contra los judíos europeos- omitió que esto no sólo era partición de un territorio, sino además la división de su pueblo con las lógicas consecuencias. Es de destacar que los judíos formaban parte inseparable de nuestro pueblo.
Sin olvidar nuestra historia y sin permitir embriagarnos de nostalgias, los palestinos fuimos buscando una digna solución. No podíamos ignorar la ya existencia de otro pueblo (el israelí) con todas sus connotaciones y así como no nos resulta nada fácil aceptar la partición de nuestra Patria, resultaría imposible aceptar la desaparición de un pueblo. De modo que nuestra lucha de liberación se enmarcó en la defensiva más que en la ofensiva, intentando por todos los medios hacer valer nuestros derechos nacionales sobre la tierra heredada de nuestros ancestros y no permitir cristalizar el deseo de los halcones sionistas de convertirnos en una mera y reducida comunidad indígena.
La resolución 58/38 C de la ONU de 1983, llama a una Conferencia Internacional de Paz para Medio Oriente, donde estén todas las partes en conflicto incluyendo a la OLP e Israel en pie de igualdad. Sin embargo, la década del ’90 trajo consigo la disolución de la Guerra Fría, derritió a la Unión Soviética y convirtió a Estados Unidos –luego de la masacre de Bagdad- en el eje justiciero internacional. Haciendo gala de ese título, prometió la pronta solución a la cuestión Palestina.
Eludiendo los foros internacionales, Estados Unidos exige a Israel sentarse con sus enemigos árabes –a cada uno de ellos les tiene ocupado parte de sus territorios- en una Conferencia de Paz. Claro que Israel –potencia ocupante- también cuenta con el poder de la exigencia y limitaría las conversaciones sin permitir que éstas se conviertan en una Conferencia internacional (como lo pide la ONU)e hizo valer sus clásicos No. No a la participación de la OLP, no a la participación de la ONU, no a la participación del Vaticano y de la Comunidad Europea. El 30 de octubre de 1991, se abrió en Madrid la histórica Conferencia, prosiguiendo en Moscú y Washington, con espera de nuevas rondas bilaterales y multilaterales.
Si bien los palestinos fuimos representados por una delegación conformada por representantes de la OLP, intelectuales e independientes y, recibiendo instrucciones directas del presidente Yasser Arafat, nos encontrábamos en inferioridad de condiciones, ya que estábamos negociando bajo la ocupación y la cotidiana represión del ejército y la policía; junto al redoblado no de la delegación israelí, encabezada por el derechista primer ministro Yzthak Shamir, no al Estado de Palestina; no a la devolución de los territorios ocupados en 1967; no a la modificación del estatus de Jerusalem, convertida ilegalmente en su capital y no reconocida internacionalmente, según la resolución de la ONU 478 del 20 de agosto de 1980.
Considerando que la cuestión de la soberanía para ambos pueblos y estados debía pasar por los principios de la justicia, nuestros reclamos no fueron faraónicos, optamos por aceptar una autonomía supervisada por la fuerzas internacionales de la ONU, que signifique cimentar al Estado de Palestina en la Ribera Occidental, Gaza y Jerusalem Este como capital; quedando bajo nuestro exclusivo control nuestras tierras, nuestras leyes y nuestras relaciones e intercambio internacionales. Lamentablemente, una vez más fuimos víctimas de la generosidad del gobierno israelí, quien permutaba nuestra propuesta por una autonomía que les adjudicaría a ellos el control de nuestras tierras, aguas y relaciones internacionales, y a cambio, nos permitiría financiar y manejar nuestros asuntos sociales, municipales, culturales y educacionales; con la prohibición de un gobierno, leyes propias y los símbolos nacionales: bandera e himno.
Asentamientos
Junto con la Conferencia de Paz se incrementaron los asentamientos de colonos judíos sobre los territorios ocupados haciendo caso omiso a los reclamos internacionales. El genocida ministro de Vivienda Ariel Sharon, culpable de la matanza de palestinos en Sabra y Chatila, según la comisión israelí del jurista Kahane. En la desesperada carrera de judaización de Jerusalem y los territorios ocupados, permite a los colonos judíos contar con el apoyo incondicional de los principales ministerios de gobierno:
- Ministerio de Vivienda: La Ley de Emergencia de 1990 le permite planificar el sitio para aproximadamente 200 viviendas, sin primero pasar por los municipios, donde el ciudadano tiene derecho a una posible apelación.
- Ministerio de Justicia: En la mayoría de los casos evita procesar a los colonos que expulsan por la fuerza a palestinos de sus hogares. Recientemente el Knesset (parlamento) aprobó una ley que autoriza a los colonos la portación de armas de guerra y su uso frente a cualquier sospechoso palestino armado o no.
- Ministerio de Finanzas: Tiene autorización de confiscar las viviendas de palestinos que no pagan sus impuestos de propiedad y sus ingresos. La Orden Militar Nº 58, permite usurpar, vender o alquilar los inmuebles palestinos de la Ribera Occidental.
- Ministerio del Interior: En el caso de Jerusalem, surgen decretos que permiten los asentamientos alrededor de los vecindarios árabes y nombran a los lugares densamente poblados por palestinos como “Zonas Verdes”, en las que se prohibe construir. Las planificaciones generalmente son secretas para sorprender a los palestinos y no darles lugar a apelaciones.
- Una organización dedicada desde 1984 a construir asentamientos, Asociación El Ad, financiada por los ministerios de Vivienda y Finanzas, y avalada por parlamentarios, se permite adueñarse –según lo expresan- del 50% de las tierras y el 15% de las casas del palestinense barrio Silwan en Jerusalem Este.
- Según estadísticas actuales, los colonos judíos - que no superan la cifra de 200.000 – controlan el 53 por ciento de los territorios ocupados y el 90 por ciento de las aguas potables de 2.500.000 palestinos. A estas injusticias que violan los acuerdos de la IV Convención de Ginebra del 12/8/1949, para la protección de personas bajo conflicto u ocupación, se agregan 2.100 demoliciones de viviendas; la destrucción de 123.000 árboles frutales y de olivo; las deportaciones de más de un centenar de palestinos; los casi 75.000 prisioneros y los lamentables asesinatos de casi 1.950 palestinos; de 118.500 heridos, de los cuales 60.000 son niños; de los ya condenados 7.500 casos de mujeres embarazadas abortadas por golpizas y gases venenosos, sumamos 86.400 horas equivalentes a 3.600 días que significan 10 años de estado de sitio y asedio.
Toda esta impunidad es continuamente denunciada y condenada por las resoluciones de la ONU; por el israelí Movimiento Paz Ahora; por diputados israelíes; por el representante de la Comunidad Europea para los territorios ocupados, y hasta por el presidente George Bush, congelando los créditos a Israel de 10 mil millones de dólares hasta que no se suspendan la violencia y los asentamientos.
¿Puede seguir Israel ocupando y esclavizando a nuestro pueblo? ¿Puede Palestina seguir buscando la paz en medio de la ocupación, las confiscaciones y violaciones a los derechos humanos? A pesar de las topadoras y los alambres de púa... A pesar del documento del Partido Laborista enunciado durante su mandato, “Doctrina de la Patria” y apoyado por el Likud, que reza...”los territorios ocupados en 1967 forman parte del Estado de Israel” o las proclamaciones del premier Shamir “justificando el terrorismo utilizado para la creación de Israel”, el 4 de septiembre de 1991... A pesar de los escuadrones de la muerte Sanson, Shim Bet, Fuerzas de Seguridad israelí y Cereza, las que se destacan por torturas y asesinatos. A pesar de sus balas Dum Dum, de vidrio, de goma, de plástico y los prohibidos gases venenosos CS y CN, los palestinos seguiremos en nuestra heroica Intifada, pacientes y perseverantes en la búsqueda definitiva de una paz digna para ambos, que permita renacer desde lo más profundo de la Tierra Santa de la Libertad, una flor llamada Palestina.