Diario
La Voz del Interior
Córdoba,
Argentina, Jueves 12 de junio de 2003
OPINIÓN
La madre de la violencia es la ocupación israelí (ver)
Por Suhail Akel, Embajador Palestino en Argentina
Ni
Estados Unidos ni Israel quieren poner fin a esta situación de violencia
en Medio Oriente. Israel no quiere cesar la ocupación de los territorios
palestinos tomados en 1967 ni de Jerusalén Este, ni permite el regreso
de los refugiados.
Desde la cumbre de Aqaba, el 4 de junio, hasta ayer, hubo 19 civiles palestinos
asesinados por fuerzas militares israelíes, de los cuales cuatro fueron
niños o menores de edad; también hubo cerca de 145 heridos.
Esta escalada se suma a la madre de la violencia que es la ocupación, que seguirá generando enfrentamientos. Que el presidente Yasser Arafat haya sido excluido de las conversaciones por parte de Estados Unidos e Israel, también es un síntoma de violencia porque se marginó a un presidente elegido libremente.
Si en verdad queremos llegar a un acuerdo de paz sincero, para que acabe este baño de sangre que sufren el pueblo palestino y el pueblo israelí se deben tomar como base las resoluciones de Naciones Unidas y no hacerlo sobre concesiones de Israel y Estados Unidos.
Si en verdad queremos llegar a un acuerdo de paz sincero, para que acabe este baño de sangre que sufren el pueblo palestino y el pueblo israelí se deben tomar como base las resoluciones de Naciones Unidas
Los palestinos apoyamos cualquier alternativa que implique un diálogo y que implique el fin de la ocupación. Firmamos los acuerdos de Madrid de 1991, los de Oslo, que suscribimos con Israel en 1993 en Washington. También firmamos los acuerdos de El Cairo en 1994; los de Wye Plantation, en 1998; los de Camp David 2000. Aceptamos las iniciativas Mitchell y Tenet y la Hoja de Ruta.
Nosotros
aceptamos todos los acuerdos que Israel ha violado sistemáticamente,
del mismo modo que violó resoluciones de la ONU. Por eso exhortamos
a Estados Unidos a buscar alternativas para que Israel ponga fin a la ocupación
y no levante sólo los asentamientos de marzo de 2001 sino los erigidos
desde 1967, y produzca la restitución del Estado de Palestina. Así,
el Estado de Palestina y el de Israel podrán convivir definitivamente.
Si Israel especula con Jerusalén, los refugiados y los asentamientos,
va a destruir la política de paz del presidente Arafat y el primer
ministro Mahmud Abbas, y a complacer a los extremistas de ambos lados, que
quieren vernos más enfrentados en la muerte que con la vida.